2 abr 2007

Hoy hace dos años.

Esta semana dejaré la política en un segundo plano porque hay cosas más importantes a las que dedicar el tiempo y los comentarios.

Ya hemos comenzado la Semana Santa, así que a ella dedicaré algún post y los días festivos los pasaré dedicando mi tiempo a la oración y a ver a esa parte de la familia que sólo veo en vacaciones.

Pero lo primero es lo primero: hoy es un día importante porque hoy hace dos años que falleció el Papa Juan Pablo II.

Para mí es mi Papa. Los anteriores no soy capaz de recordar con claridad sus caras y lo poco que los recuerdo es más bien por haber visto sus fotografías en algunos sitios, pero nada más. Sin embargo la cara de Juan Pablo II la tengo en mi cabeza y la puedo ver con claridad en mi mente casi sin pensarlo. Tengo su imagen grabada, tanto la de un Papa recién llegado a la Cátedra de Pedro, con ese aspecto vital y cara de ser capaz de comerse el mundo, como la de un Papa cargado con la experiencia de los años dedicado al servicio a los hombres, superviviente de atentados y de mil batallas verbales que llevaron a cosas tan grandes como la caída del un muro que avergonzaba al mundo y muy especialmente a Europa.


Estuve con él cuando fue por primera vez a Santiago de Compostela y le cantábamos aquella versión de “la rianxeira” que decía: “non te vaias Xoan Pablo, queda cos homes do mar”. Después estuve con él en el Monte del Gozo, en la IV Jornada Mundial de la Juventud.

Y, sin estar presente, he seguido multitud de veces sus palabras por la radio y la televisión.

Hoy hace dos años que está en presencia del Señor. Fue un grandísimo hombre, grandísimo Papa, grandísimo apóstol, grandísimo ejemplo. Fue magno, Juan Pablo Magno.

Hoy hace dos años que se fue pero yo lo siento tan presente como en aquellas visitas a las que asistí.

NOTA: Oración para la devoción privada para solicitar gracias por la intercesión de Juan Pablo II. Con la aprobación del Vaticano.

Oh, Trinidad Santa

Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu Paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo, y el esplendor del Espíritu de Amor.

Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de los santos. (Pídase).

Amén.

(Tres Gloria al Padre).

2 comentarios:

Persio dijo...

Yo también lo siento como mi Papa.
¡Que desde el cielo siga protegiendo a su grey!
Un abrazo

Interruptor dijo...

Natalia, evidentemente yo también tomo como mío a Benedicto XVI, igual que también tomé como mío en su día a Juan Pablo I, y he estado en Valencia con Benedicto pasándomelo en grande a pesar de haber tenido que cruzar la península de punta a punta con dos niños pequeños, pero valió la pena.

Simplemente es que Juan Pablo II fue quien ocupó la cátedra de Pedro durante la mayor parte de mi vida, y además esa parte de mi vida en la que la fe se asienta y pasa a ser algo más profundo que las oraciones y las orientaciones que tus padres te dan durante la infancia. Por eso lo siento como mi Papa.

Pero yo fui uno de esos que saltó de alegría cuando me enteré de que Ratzinger había sido elegido por el cónclave como el continuador de la labor de Juan Pablo. Lo que todos esperaban que fuese un papado de transición mientras el mundo se olvidaba un poco del Papa Wojtyla, se convertía, al ser elegido él, en un papado con todo el sentido y toda la profundidad. Muestra clara de que el Espíritu Santo inspira a los cardenales en esa labor.

Como alguien dijo, no recuerdo quién (asco de memoria la mía), al poco de ser Papa Bendicto, “los jóvenes iban a ver a Juan Pablo II, ahora van a escuchar a Benedicto XVI”.