8 nov 2012

Nacionalismo gallego

Como decía al final de la entrada anterior, voy a intentar dar unas pinceladas sobre el nacionalismo gallego. En Galicia hay que distinguir entre dos tipos de nacionalismo: el independentismo, rupturista y  de inspiración comunista (de ahí su unión con el comunismo tanto en sus orígenes como en las últimas autonómicas), y lo que yo llamo regionalismo, que no es independentista, es de centro-derecha y sólo pretende la promoción del idioma y unas competencias autonómicas más o menos amplias, pero nunca independizarse de España.

Los primeros tienen fácil votar y lo hacen en masa, no se abstienen, porque tienen una ideología perfectamente representada y defendida por en BNG y la nueva coalición de Beiras, ambas nacional-comunistas.

El problema lo tienen los regionalistas, ya que en realidad esa es la política de Feijoo y del PP gallego (aunque le falte terminar de definirse), pero en las generales no tienen a quién votar. Por ello no es extraño verlos votar al PP en las municipales y autonómicas y al BNG en las generales con la intención de que haya una voz en el parlamento que “defienda” los intereses de Galicia. Personalmente creo que no sólo no defienden nuestros intereses sino que los perjudican seriamente, lo único que defienden es su poltrona, su nómina, sus dietas, etc.

Ese voto se va y vuelve al PP según el miedo a la izquierda sea mayor o menor, según la izquierda se radicalice más o menos. Mayor voto al PP cuanto más se radicaliza la izquierda. Hay que tener en cuenta que, como ya he dicho otras veces, el propio Feijoo se autodefinió como nacionalista en alguna ocasión y ha participado en homenajes a los padres del nacionalismo. Lo digo para que nadie se eche las manos a la cabeza porque una porción del nacionalismo le vote.

En las últimas elecciones, es difícil saber por dónde han ido esos regionalistas, puesto que por una parte estaban enfadados con Feijoo por su política lingüística pero por otra temían la llegada de un gobierno de izquierda que ya conocíamos de antes y pocos querían reeditar. Es muy posible que fuesen parte de la elevada abstención.


5 nov 2012

Hasta las narices de que me interpreten

Desde las elecciones autonómicas, y en parte por la proximidad de las elecciones catalanas, no paro de oír interpretaciones de los resultados de las gallegas. Vuelvo a decir que estoy harto de que madrileños, catalanes o turolenses se dediquen a interpretar el voto gallego sin tener ni pajolera idea de lo que aquí se habla y se piensa. Que si la política lingüística tiene o no que ver con la victoria de Feijoo, que si los nacionalistas votan o no votan al PP o al PSOE…

Voy a explicar un par de cosas para que los no gallegos tengan un poquito más de conocimiento antes de opinar y digan menos chorradas.

Vamos por partes. Como ya he dicho en otras ocasiones, por ejemplo en el último post, los gallegos somos muchas cosas pero hay una que nlo somos: nacionalistas. Por supuesto hablo de la mayoría, que nacionalistas haberlos haylos, por desgracia. Ya hemos tenido la experiencia de un gobierno en el que los nacionalistas adquirieron poder gracias a la necesidad que de su apoyo tenían los socialistas para llegar al gobierno autonómico. Pero vendieron su apoyo muy, pero que my caro. Obtuvieron una cuota de poder tremendamente superior a lo que las urnas les habían dado (alrededor de un 15% de votos). La experiencia fue devastadora y traumática.

Por otra parte, cualquier gallego sabe que Feijoo llegó a la Xunta por primera vez, además de por el miedo a que repitiera el nacionalismo como socio de gobierno, gracias al empuje que le dio su promesa de que los padres podrían elegir el idioma vehicular en la educación de sus hijos. Promesa que, como todos sabemos, no cumplió. Se le votó porque, a falta de antecedentes claros, había que darle una oportunidad de cumplir sus promesas. Ahora ya sabemos en qué quedan las promesas de este señor. Claro que no se podía esperar mucho de alguien que se ha llegado a autodefinir como nacionalista y ha participado en homenajes a los padres del nacionalismo gallego.

Al poco de llegar a la presidencia de la Xunta, se sacó de la manga la mayor estupidez que podría haber sacado. Una ley que pretendía contentar a todos, una ley que parecía que quería proteger a los hispanoparlantes pero que no lo hacía, a la vez que parecía proteger a los gallegoparlantes pero que tampoco lo hacía. El resultado fue un pastiche que, lejos de contentar a todos, nos cabreó a todos. Esta basura del mitad-y-mitad no vale para nada. Ni los gallegohablantes pueden escolarizar a sus hijos en gallego ni los castellanohablantes a los suyos en español.

Por mucho que le parezca raro a los que no viven aquí, sólo hay que hablar con la gente del trabajo, del bar, los amigos, etc. para darse cuenta de que el 17% de votos que ha perdido el PPdeG son, en gran parte, por ese motivo.

¿Y el PSdeG? Pues lo mismo. Su anterior gobierno con los nacionalistas nos enseñó el daño que son capaces de hacer cuando se juntan, y la campaña electoral consistió en explicarnos lo bien que se llevan y que, si el PP no lograba la mayoría absoluta, se unirían para gobernar. El resultado: descalabro electoral en forma de abstención de una enorme parte de sus votantes.

Pero que nadie, repito nadie, se empeñe en ver los resultados en Galicia en clave nacional, porque aquí ha habido unas autonómicas, y los gallegos sabemos distinguir muy bien lo que implican unas u otras votaciones.

Otro asunto un poco más complejo es distinguir y comprender el comportamiento del nacionalismo de derechas y de izquierdas en Galicia. Asunto que intentaré tratar en la próxima entrada.