La eucaristía es un compendio de la Semana Santa ya que se conmemora la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo.
Todos sabemos que Jesús, antes de su pasión, cenó con sus discípulos, en lo que se conoce como la Última Cena, y durante ella instituyó la eucaristía.
Hoy integramos la eucaristía dentro de la Santa Misa. La Santa Misa es una celebración en la que se recuerda el sacrificio de Jesús. Ello es lo que hace que los diversos grupos que forman las iglesias protestantes piensen en la misa como un sacrilegio pues lo entienden como renovar el asesinato de Cristo. Huelga decir que no es ese el sentido real que tiene la Santa Misa. Una cosa es rememorar la remisión de los pecados y la resurrección y otra, muy diferente, crucificar a Cristo de nuevo.
Los católicos rememoramos el sacrificio del Señor, precisamente para recordar el amor de Dios a los hombres, y la resurrección y ascensión a los cielos como Dios de vivos que es, y no de muertos, mostrando cómo el alma es inmortal a imagen de Dios. Precisamente el principal camino por el que muchos protestantes se convierten al catolicismo es el acercamiento a la Santa misa y a su estudio a fondo. En este sentido es más que recomendable el libro titulado “Roma, dulce hogar: nuestro camino al catolicismo” de Scott Hahn y Kimberly (para quien le interese le informo de que tiene muchas cursiladas al estilo americano pero que el testimonio es impresionante)
Jesús, en la última cena “celebra” su muerte, lleva a cabo un anuncio profético de su pasión y muerte, y se da como alimento ya que él es el único alimento verdadero del alma.
Hago un copy-paste que viene al caso:
Hoy celebramos la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación" (Credo). "Nadie me quita la vida, había dicho Jesús, sino que Yo la entrego libremente. Yo tengo poder para entregarla." (Jn 10,16), y hoy nos dice que fue para "remisión de los pecados" (Mt 26,28).
En resumen, la Santa Misa es la celebración de que Dios nos amó hasta el punto de entregar la vida de su propio hijo por nosotros para que tengamos vida eterna.
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