27 abr 2011

Artículo: El falaz debate de la excelencia

A quienes les preocupe el asunto de la educación y la formación de nuestros hijos, este artículo les resultará muy interesante.

El autor es Carlos Segade: Doctor en Filología. Profesor de Lingüística Inglesa en el Centro Universitario Villanueva (UCM). Director del Departamento de Ciencias Humanas de dicho centro. Secretario General de la Asociación Española de Personalismo, miembro de la Asociación para el Estudio de la Doctrina Social (AEDOS) y de la Real Liga Naval Española. Presidente de la Asociación Club del Lector.

Como me resulta bastante difícil extractar, lo transcribo completo.

El falaz debate de la excelencia
Por Carlos Segade

En los últimos días se ha abierto un debate bastante inútil en torno a la propuesta de la presidenta Aguirre de crear un bachillerato para alumnos excelentes. La verdad es que no se sabe si estos debates ayudan a hablar de educación o a confundir aún más el ya de por sí confuso panorama educativo español.

La propuesta fue contestada por fundaciones, sindicatos, partidos y asociaciones, y defendida por otras tantas instituciones... sin que siquiera se analizara si la discusión valía la pena.

Vaya por delante que la medida de Aguirre no es discriminatoria, como dicen los socialistas y los igualitaristas dogmáticos, pero es criticable por aspectos de mucho más calado. El igualitarismo lo estamos sufriendo ya, y no parece que la solución sea mantener una máquina de producir fracaso escolar del 25%. Considerarlo el único sistema posible carece de fundamento empírico y, más aun, de fundamento antropológico.

Por su parte, la derecha española –y gran parte de la europea– está anquilosada en un concepto de la educación que nada tiene que ver con la excelencia, sino más bien con una noción acientífica de la inteligencia humana. Bien estaba hace cincuenta o setenta años considerar que un niño era más excelente que otro en función de sus notas, y digo que estaba bien porque se creía, erróneamente, que la inteligencia solo se expresaba de una manera, o sea, mediante la acumulación de conocimientos que proporcionaba el estudio, medidos en un examen. Esto trajo como consecuencia que se confundiera la exigencia con los exámenes, y éstos con la excelencia.

El siglo XXI necesita planteamientos de esta hora, no de hace doscientos años. Ahora no podemos hablar de una sola inteligencia, sino que tenemos que hacerlo de varias; y, desgraciadamente para los políticos que buscan mensajes simples, las inteligencias resultan imposibles de medir con nuestro plan de estudios, un mero refrito de los planes anteriores, de cuando el coeficiente intelectual representaba la única dimensión de la inteligencia. Como ningún gobierno hasta la fecha se ha parado a considerar que los educadores necesitan más margen de actuación para educar íntegramente a la persona aplicando los avances científicos de que disponemos, las medidas que se proponen son anticuadas y falaces, más propias de la propaganda electoral que de una verdadera voluntad reformista.

El argumento que muchas veces se esgrime es que la excelencia de otros países se explica precisamente por que pusieron en marcha planes de estudio exigentes. Es verdad, pero no toda la verdad. De lo que disponen en esos otros países (en este debate se ha citado mucho a los Estados Unidos) es de buenas dosis de libertad, lo que posibilita la puesta en marcha de mecanismos sociales que favorecen la creatividad, tanto dentro como fuera del circuito universitario. Esa es la clave.

El talento y la creatividad no dependen de lucir un 8 de media en la educación secundaria, sino de otros parámetros que tienen que ver con el desarrollo de las inteligencias de cada individuo. Hay alumnos eficaces en el estudio, capaces de poner en marcha estrategias de aprendizaje muy efectivas, pero de baja creatividad, y viceversa. Las sociedades progresan porque el talento de sus integrantes tiene vía libre, no forzosamente porque la gente con talento brille académicamente. Hay miles de ejemplos en este sentido; baste citar a Steve Jobs, cuyo genio no fue certificado por universidad alguna pero que pudo fructificar en una sociedad que admira la creatividad, venga de donde venga.

Es cierto, sin embargo, que una persona con talento tiene más posibilidades de desarrollar sus capacidades en un entorno favorable al aprendizaje y el estudio que en un ambiente mediocre, pero desde luego eso no justifica que se absolutice y venere el dato de las notas de corte, uno más entre los posibles baremos que miden la eficacia de la enseñanza. Es necesario, pues, que el sistema educativo ayude a detectar el talento orientable a la vida académica tanto como aquel otro, el no académico, que ahora está totalmente fuera de las aulas. Ambos son igual de valiosos para una sociedad avanzada, pero solo uno se suele tomar en consideración.

Las dos tareas pendientes de la educación del siglo XXI es la atención a los alumnos de bajo rendimiento y la atención a los alumnos de altas capacidades. La Logse fue generosa en su momento con los primeros, introduciendo adaptaciones curriculares con el fin de poder igualarlos con un utópico alumno medio, pero apenas preveía la existencia de los segundos. Cualquier sistema educativo que no tenga en cuenta todos los tipos de alumnado está abocado al fracaso. Ahora sabemos lo suficiente como para identificar desde la educación infantil futuros problemas de aprendizaje, al igual que podemos identificar a los niños con altas capacidades y modificar los contenidos curriculares para no tener que sacar a aquéllos de su ambiente. Un paquete de medidas legales que recogiera la viabilidad de la intervención pedagógica como instrumento para la mejora global de todos los centros recibiría una cálida bienvenida por parte de la gran mayoría de docentes de todas las etapas educativas.

A la excelencia no se llega, sino que es el punto de partida. No cabe esperar un alumnado excelente cuando el entorno está caracterizado por la suciedad, el descuido, los presupuestos bajos; cuando los profesores están desmotivados o a punto de estarlo por el escaso reconocimiento profesional y social que reciben; cuando no hay medios didácticos, falla la comunicación con las familias y los planes de estudio son inflexibles y, por tanto, imposibles de adaptar a las necesidades de los alumnos. La excelencia debería ser contagiosa y caer en cascada desde los equipos directivos a los profesores, y de éstos a los alumnos. A veces se tiene la sensación de que se exige a los niños más de lo que los adultos se exigen a sí mismos.

Si tuviéramos un sistema educativo adaptado a la realidad de la persona de la que nos informan las distintas ciencias; si además dispusiéramos de libertad para adaptar los planes de estudio a las necesidades reales de nuestros alumnos; si los centros educativos se vieran libres de los corsés estatales y las universidades formaran maestros exigentes con ellos mismos en cuanto a conocimientos, talento y creatividad; si todo esto se diera, no habría que proponer parches electorales a un sistema caduco y decimonónico ni iniciar debates fatuos que solo llenan los titulares de la prensa durante un par de días, para que luego, en lo esencial, las cosas sigan igual.

18 abr 2011

Semana Santa

Este año he decidido hacer un post "pegando" tres que escribí en la Semana Santa de 2007 y que, por tratar de lo que tratan, no son algo que con el tiempo pierda el más mínimo ápice de su sentido.

Por supuesto es una entrada un poco larga, pero creo que bastante recomendable.


Domingo de Ramos

Tras los cuarenta días en que la oración y el sacrificio han adquirido, o deberían haber adquirido, un papel más relevante de lo que de ordinario ya deben tener en la vida de un cristiano, y me refiero a la cuaresma, ahora llega la Semana Santa en la que conmemoramos el sacrificio de Jesucristo, que dio su vida para redimir los pecados de los hombres.

Ayer fue el primer día, el Domingo de Ramos. En este día se celebra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén a lomos de un borrico, lo que se escenifica en la tradicional procesión de ramos que en muchos lugares se conoce como “procesión de la borriquita” o simplemente “la borriquita”.

Esa entrada en Jerusalén, vista con los parámetros de la actualidad, puede parecer poco triunfal, ya que hoy se menosprecia a los burros como un medio de transporte de pastores y gente de pocos recursos que ya ni se usa, pero en aquel entonces era un medio de transporte de grandes señores e incluso de reyes.

Parece llamativo, pero entonces los grandes señores que entraban en una ciudad aclamados por la multitud no lo hacían a lomos de recios caballos, sino sobre burros. Así pues, Jesús entró cual rey, aclamado como el Mesías por la multitud. Ello fue lo que molestó a los fariseos, que le increparon pidiéndole que hiciese callar a las gentes, a lo que replicó: “En verdad os digo que si estos callan, gritarán las piedras”.

Entró como Rey porque en verdad era (y es) Rey.


Institución de la Eucaristía

En la Semana Santa también recordamos algo fundamental en la vida cristiana, y es la institución de la eucaristía.

La eucaristía es un compendio de la Semana Santa ya que se conmemora la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo.

Todos sabemos que Jesús, antes de su pasión, cenó con sus discípulos, en lo que se conoce como la Última Cena, y durante ella instituyó la eucaristía.

Hoy integramos la eucaristía dentro de la Santa Misa. La Santa Misa es una celebración en la que se recuerda el sacrificio de Jesús. Ello es lo que hace que los diversos grupos que forman las iglesias protestantes piensen en la misa como un sacrilegio pues lo entienden como renovar el asesinato de Cristo. Huelga decir que no es ese el sentido real que tiene la Santa Misa. Una cosa es rememorar la remisión de los pecados y la resurrección y otra, muy diferente, crucificar a Cristo de nuevo.

Los católicos rememoramos el sacrificio del Señor, precisamente para recordar el amor de Dios a los hombres, y la resurrección y ascensión a los cielos como Dios de vivos que es, y no de muertos, mostrando cómo el alma es inmortal a imagen de Dios. Precisamente el principal camino por el que muchos protestantes se convierten al catolicismo es el acercamiento a la Santa misa y a su estudio a fondo.

Jesús, en la última cena “celebra” su muerte, lleva a cabo un anuncio profético de su pasión y muerte, y se da como alimento ya que él es el único alimento verdadero del alma.

Hago un copy-paste que viene al caso:
Hoy celebramos la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación" (Credo). "Nadie me quita la vida, había dicho Jesús, sino que Yo la entrego libremente. Yo tengo poder para entregarla." (Jn 10,16), y hoy nos dice que fue para "remisión de los pecados" (Mt 26,28).
En resumen, la Santa Misa es la celebración de que Dios nos amó hasta el punto de entregar la vida de su propio hijo por nosotros para que tengamos vida eterna.


Toda la Semana Santa


En el Jueves Santo recordamos básicamente la Última Cena del Señor con los doce apóstoles y, por tanto, la institución de la eucaristía (de la que ya he hablado), la institución del sacerdocio, recordemos que dijo “Haced esto en memoria mía”, y el anuncio de su pasión y la traición de Judas.

El Viernes Santo es el día más denso de toda la Semana Santa. En él recordamos la pasión y muerte de Cristo. Cada una de las partes de la pasión merecería un post independiente pero no tengo tiempo, así que me conformaré con mencionarlas y poco más.

Todos recordamos, quizá por lo llamativas, las partes físicamente más dolorosas, como son la flagelación o la coronación de espinas, así como las caídas con la cruz a cuestas.

Pero vamos por orden, ya que tanto y más importante que eso fueron otras cosas que tuvieron lugar esa madrugada. La oración en el huerto donde vemos la parte más humana de Jesús, “aparta de mí este cáliz”, a la vez que la sumisión a la voluntad del Padre, pidiéndole que “se cumpla tu voluntad y no la mía”. Aceptando su terrible destino, mostrándose así como perfecto hombre y perfecto Dios.

Después, la traición de Judas, aparte de horrible también necesaria para que se cumplieran las escrituras, y el prendimiento de Jesús, cuando Jesús reprende al discípulo que corta la oreja del criado del sacerdote dejando claro que a las persecuciones por razón de fe no se responde con la violencia.

Parte fundamental fue el juicio de los Sacerdotes donde provocó el escándalo entre los judíos. Lo hizo de forma especialmente seria en dos ocasiones, la primera al reafirmar que levantaría el templo en tres días. Los sacerdotes no entendían de qué hablaba pero se escandalizaron porque, para ellos, el templo era el centro de su vida religiosa y hablar de esa manera de su destrucción y su reconstrucción les escandalizaba.

Pero el gran escándalo, cuando se rasgaron las vestiduras (y eso no es una expresión, es literal ya que esa era la forma que tenían de escenificar ese escándalo que sentían), fue cuando le preguntaron si él era el Mesías y respondió: “Yo soy”. Eso que fuera de contexto nos parece una tontería, en su contexto fue especialmente grave, ya que entre los judíos no se nombraba a Dios por su nombre, y recordemos que cuando se le apareció a moisés en forma de zarza ardiendo, y éste le preguntó por su nombre, le respondió “Yo soy el que soy”. Para el pueblo judío nombrar a Dios era un acto escandaloso y Jesús no solo se atrevió a decir su nombre sino que se lo aplicó a él mismo. Cosas como esta son las que me hacen gracia cuando oigo a supuestos estudiosos preguntándose si Jesús tenía conciencia de su divinidad, si no la tuviera no podría haber dicho esto.

A partir de ahí ya se suceden de forma precipitada los acontecimientos; el pecado de Pilatos, los castigos físicos y finalmente la crucifixión.

Es también digno de prestarle atención el camino del calvario. En él se suceden muchas cosas, se cruza con su Madre, Simón de Cirene le ayuda a llevar la cruz, la Verónica le limpia el rostro, es despojado de sus ropas que son repartidas o jugadas a suerte, es clavado en la cruz, y las terribles y dolorosísimas caídas. Las caídas, según la imagen que habitualmente se representa de Jesús cargando con la cruz sobre un hombro, no tendrían por qué ser dolorosas ya que se podría apoyar en la misma cruz para amortiguar el golpe contra el suelo, pero lo que realmente cargaba era el travesaño, el brazo horizontal de la cruz, pasado por su espalda y con ambos brazos extendidos y firmemente atados al madero. En esa posición, un traspié hace que caigas inevitablemente y, al no poder extender los brazos hacia delante, la única forma de no recibir todo el golpe en la cara es doblar las piernas y recibir la parte fuerte del golpe en las rodillas para, a continuación, caer sobre el pecho y la cara. El dolor debe ser considerable.

Según la opinión de diversos médicos, un hombre normal no sería capaz de aguantar toda la pasión, habría caído desmayado por el dolor mucho antes de llegar a la crucifixión. Lo que hace pensar que Jesús tenía algo fuera de lo normal. Para los cristianos es evidente: su divinidad.

Tras esto llega la crucifixión y muerte, también cargadas de señales; los ladrones, la esponja empapada en vinagre, la explicación de la maternidad de la Virgen (“Ahí tienes a tu madre”, “ahí tienes a tu hijo”), la petición de perdón a Dios porque no sabían lo que hacían, el oscurecimiento del cielo, el hecho de que muriese sólo un rato después de crucificarlo cuando lo normal es que un crucificado muera por asfixia tras muchas horas de agonía, etc.


Luego, el Señor es bajado de la cruz (descendimiento) y entregado a los brazos de su Madre. Después es sepultado.
En el tercer día, tal como recordamos el Domingo de Resurrección, las mujeres encuentran el sepulcro abierto y los discípulos entran comprobando que está vacío. Podríamos hablar largo y tendido sobre el sudario y si es o no el de Turín, pero no es el asunto de esta entrada.

Después las apariciones. Aunque quizá no sea esa la palabra adecuada. En el evangelio leemos:

…estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros».

Fijaos en que dice ”se presentó” y no ”se apareció”, dejando claro que no se trataba de una imagen espectral ni nada parecido, sino de Él mismo con un cuerpo tangible.

En este momento les dice “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”, que es lo mismo que instaurar el sacramento de la penitencia.

Después de aquello se apareció de nuevo ante los discípulos y esta vez con Tomás entre ellos: “no seas incrédulo sino creyente” a lo que Tomás responde esa frase tan hermosa de “Señor mío y Dios mío”, y finalmente dice el Señor: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído”.

Como podéis ver la Semana Santa es el centro de la fe cristiana, en ella se concentran la mayor parte de nuestras creencias y la base de nuestros ritos. Evidentemente la Navidad y la vida pública de Jesús hasta su llegada a Jerusalén también son fundamentales, pero es interesante ver cómo en unas pocas horas, en unos pocos días, se concentra de tal manera el mensaje de Cristo.

Me permito recordaros que este es un buen momento para pedir perdón a Dios por todas esas veces que no hacemos que esté orgulloso de nosotros y recordar que el pecado es, en cierto modo, la renovación de la pasión de cristo.

Por último, el rezo del Santo Rosario cobra especial sentido en Navidad (misterios gozosos) y en Semana Santa (los dos últimos misterios luminosos, misterios dolorosos y gloriosos). Es más que recomendable.

Los cristianos tenemos gran respeto a la tradición, y os recuerdo a los que seáis padrinos, que en pascua es tradición regalar huevos de chocolate y roscones a los ahijados, así que ya os estáis poniendo las pilas ;o)

Con las prisas cuando escribí esto, olvidé mencionar dos cosas importantes; la primera y más importante es que todo este sufrimiento de Jesús cobra todo su sentido cuando tenemos presente que estaba redimiendo al hombre. La segunda es la negación de Pedro, si él fue capaz de negar a su Señor tres veces, ¿qué no haremos nosotros?

Estas dos cosas las dejo para meditar cada cual.

15 abr 2011

Ni Paco Vázquez ni Mayor Oreja. Políticos ¿católicos?

Ayer me envió un amigo el enlace a una noticia en que se cuenta que Francisco Vázquez, el que fuera alcalde de La Coruña y que ahora deja el cargo de embajador de España ante la Santa Sede, se queja de que lo único que puede hacer actualmente un católico en el PSOE es servir de coartada. A continuación, mi amigo me comenta que en un par de años Mayor Oreja estará diciendo lo mismo del PP.

Vamos por partes. Lo primero es que el señor Vázquez es muchas cosas, pero tonto desde luego que no. Yo no me creo que este señor no supiese hasta ahora que milita en un partido (porque, que yo sepa, sigue militando en él a pesar de todo) que estaba en ese bando de la guerra civil española que se dedicaba a asesinar sacerdotes, monjas y frailes, que se dedicaba a quemar iglesias y que fusiló a muchos al grito de “¡Fascistas!” por el único “delito” de ser católicos e ir a misa. No me creo que este señor no sepa que su partido estaba entre esos que querían que una dictadura del proletariado se implantase en España, y todo católico sabe que el comunismo es una ideología inspirada por el demonio. No me creo que D. Francisco pensase que un partido que siempre ha defendido el aborto, que quiere hacer una ley de "cuidados paliativos léase eutanasia" y que ha implantado la asignatura de EpC, y en esto último ha colaborado él personalmente, pueda acoger a una conciencia católica. Y tampoco me creo que este señor no se haya dado cuenta de que, desde que Zetapé está a la cabeza de su partido, el relativismo moral, con la ideología de género como punta de lanza, es lo que se está intentando imponer a la sociedad española, de una manera ya completamente descarada, en ese proyecto de ingeniería social que pretende llevar a cabo el PSOE.

D. Francisco, o Paco que es como lo conocemos por aquí, no me cuente usted milongas que estas declaraciones sólo son un intento de buscar apoyos en la derecha para la consecución del puesto de defensor del pueblo que es adonde quiere llegar ahora. Pero no necesita esforzarse tanto, hay gente de "derechas" que vota a Gallardón que es mucho más de izquierdas que usted. Y es usted mismo el que está utilizando su condición de supuesto católico como coartada.

Y en segundo lugar, no me creo que a estas alturas haya nadie en el PP, de los que ocupan algún cargo con la más mínima responsabilidad, que no tenga clarísimo que milita en un partido que no tiene nada de católico. Un partido que, éste sí, ha utilizado siempre a los católicos como coartada. Es el partido de: “aborto sí, pero no es un derecho”, “matrimonio gay sí, pero con otro nombre”, “derecho de los padres a decidir sobre sus hijos, pero pastillas abortivas a las niñas menores sin consentimiento de sus padres”. Vamos a ver, a estas alturas ya no me puedo creer que nadie en el PP siga pensando que lo que su partido defiende tiene algo que ver con la moral católica. Puedo creer que haya ciudadanos de a pie que piensen que es el mal menor y les voten, aunque algunos ya estamos hasta las gónadas del mal menor y de que nos tomen el pelo.

13 abr 2011

De impresentables, imbéciles y chorizos

Ya sabemos, y desde hace bastante tiempo, que la política patria está plagada de cretinos integrales. Sabemos que nuestros políticos no son más que una pandilla de chorizos cuya única misión en la vida es buscar la manera de llenarse los bolsillos y de conseguir poder a costa del ciudadano y buscar la manera de perpetuarse en sus poltronas. Y es que últimamente han llegado a unos límites que son difícilmente superables, aunque sospecho que pronto me sorprenderán demostrando que son capaces de ser aún más cretinos de lo que ya son.

Varios ejemplos en la actualidad informativa:

1. El gobierno “se traga” a los etarras disfrazados de Bildu en las elecciones y da por hecho que no los ilegalizará alegando unas supuestas dificultades legales. Lo que es lo mismo que decir que tenemos una legislación que es una mierda y no se han molestado en corregirla ni parece que lo pretendan hacer. Quizá porque, de hacerlo, las negociaciones con los terroristas serían más complicadas.

2. Rajoy “se traga” las listas electorales de Camps que están plagadas de implicados en casos de corrupción. No es raro que las listas estén “sucias” ya que, con la cantidad de mierda que Camps tiene encima, tendrá que darle cancha a todos los que saben algo sobre él y lo pueden terminar de hundir. Lo curioso es que Rajoy trague con esto. ¿Será que Camps y sus acólitos valencianos saben algo de Rajoy que es mejor que no salga a la luz y por eso los soporta? No lo sé, pero no encuentro otra explicación aparte de la condición lanar del jefe de la “oposición”.

3. Varios independentistas catalanes intentan presionar a CiU, para que vote a favor de una declaración de independencia que se debatirá hoy, pasando la noche frente al parlamento catalán. Tras impedir la policía una campada en el lugar, dispensaron un trato de favor a tres diputados autonómicos de Solidaritat para que pasasen la noche del lunes allí, y esta noche han vuelto a hacerlo pero acompañados del alcalde de Barcelona. No sé por qué la policía trata así de amablemente a estos señores. ¿Habrán recibido órdenes del partido que gobierna en esa autonomía para hacerlo así? En tal caso ¿significa eso que CiU estará de acuerdo con esa declaración de independencia? Si es así ¿el gobierno aplicará las leyes actuales salvaguardando la unidad de España?

4. El “tontolaba” de Pons dice sentirse incómodo al ver como hay quien pide la cárcel para el responsable del chivatazo a ETA. Claro, es que este señor se siente muy incómodo aplicando las leyes y encarcelando a delincuentes y encubridores de asesinos. Porque, en el fondo, lo que le sucede a algunos, es que no les gusta sentir que su casta no está por encima de la ley, prefieren sentirse intocables.

¡Menuda gentuza!

5 abr 2011

Rajoy me tranquiliza, hará un programa de izquierda

No, no me he vuelto loco y ahora lo explicaré. Rajoy ha dejado claro que “haré un programa político para que lo puedan votar una mayoría de españoles, para que gente que votó al PSOE pueda votar al PP”. Pasen y lean la entrevista en El País o los comentario que en LD hacen sobre ella.

Como se puede comprobar en ambos artículos, Rajoy tiene la intención de hacer un programa que agrade a los votantes de izquierdas. Como de costumbre, hará un programa para la gente que no le vota y así conseguirá que cada vez más gente de derechas deje de votarle.

Pero esto me tranquiliza. ¿Y por qué digo esto que parece incoherente con mi manera de pensar? Pues porque el PP tiene la costumbre, por no decir que sigue invariablemente esa norma, de hacer, una vez elegido, lo contrario de lo prometido y romper uno tras otro todos sus compromisos electorales. Por tanto doy por hecho que si hace un programa electoral de izquierdas hay muchas posibilidades de que, si gobierna, lo haga “mirando” a la derecha, ya que la contradicción y la traición al votante son sus señas de identidad.

De cualquier manera, y porque en su partido tienen la costumbre de escupir una y otra vez sobre mi ideología, yo no lo votaré.

Por cierto, que en el PP están encantados porque Zetapé ha dicho que no se presenta y no se dan cuenta de que él es el lastre del PSOE, ahora que se libran del circunflejo subirán en las encuestas de intención de voto y a lo mejor Rajoy se entera de que esa política de confundirse con el paisaje no funciona más que si tu oponente es un impresentable aneuronal como Zeta. Y que no intente extrapolar los resultados de las municipales a unas generales, porque en las primeras se vota más a una persona que gestionará tu ciudad y en las segundas a un partido, de hecho no es raro que haya alcaldes que contradigan las directrices de su partido. Ya veremos lo que pasa cuando los sociatas tengan nuevo candidato.