27 mar 2007

Algo más que una patada en los huevos.

Tenéis que perdonarme, pero es que ayer tuve mucho lío y no tuve tiempo de poner nada.

A estas alturas ya casi no vale la pena poner ni un enlace, porque ya sabréis todos que un representante del Foro de Ermua, Antonio Aguirre, fue recibido ayer con una patada en los cojones por uno de los seguidores de Ibarretxe a la puerta del Palacio de Justicia de Bilbao. Para situarnos, que quede claro que el Sr. Aguirre es miembro del PSOE y está expedientado por su partido, como le pasa a casi todos los miembros de esta fuerza política que no son amiguitos de los nacionalistas (actitud sectaria y muy reveladora).

Seguro que sabéis también que los guardaespaldas (porque en las Vascongadas el que tiene vida pública –y muchos que no la tienen- y no es nacionalista, tiene que llevar guardaespaldas) retuvieron al agresor y se lo entregaron al la policía autónoma, la cual, sin haber comprobado siquiera su identidad, lo dejó marchar. Los hechos ya han sido denunciados por el Foro de Ermua.

Aquí hay varias cosas que merecen un mínimo de atención. En primer lugar escuché ayer en la radio un comentario muy apropiado sobre esta agresión, y es que el modo en que el Sr. Aguirre ha sido agredido implica que el agresor considera que D. Antonio tiene cojones, cosa que él ha demostrado no tener. El tertuliano de la radio decía que esperaba que si alguna vez el Sr. Aguirre respondía a este tipo de agresiones –cosa altamente improbable- esperaba que lo hiciera al estómago del fulano, porque es lo único que demuestra tener.

Pues sí señor, hay que tener cojones para pasarse tranquilamente por delante de los nacionalistas que apoyan a un señor que está siendo juzgado y reconociendo abiertamente su delito, ya que reconoció haberse reunido con los etarras y advirtió de su intención de seguir haciéndolo. Admite haber delinquido y dice que va a seguir delinquiendo, así que espero que la justicia haga su trabajo y lo empapele bien empapeladito.

Hasta ahí el detalle anecdótico-festivo. Ahora vamos con las cosas serias, o mejor dicho con las cosas graves, muy graves.

Estos hechos revelan claramente la situación que se vive en el País Vasco. Los defensores de los nacionalistas defienden sus ideas a patadas en los huevos, cosa totalmente acorde con su concepción totalitaria de la política, mientras que los demócratas sufren las agresiones sin que nadie lo impida ni haga nada al respecto.

El comportamiento de la policía autónoma revela el funcionamiento de las instituciones vascas, en las cuales se debe respeto y protección a los miembros de los partidos que ostentan el poder y se desatiende al pueblo. Esto es gravísimo. Esto va radicalmente en contra de la concepción de la democracia. Claro que desde hace unos tres años no tengo yo muy claro si vivimos en una democracia o en una dictadura encubierta, al más puro estiro venezolano.

Esta situación no se puede consentir, el totalitarismo de los nacionalismos ha llegado a unos límites que, si no se les pone freno inmediatamente, el estado de derecho se habrá ido a la mierda sin remedio. Pero eso es función del gobierno en su servicio a los ciudadanos (porque la función de cualquier gobierno es de servicio) y no deberíamos ser los ciudadanos los que nos enfrentemos a estas situaciones sin el respaldo del gobierno ni de las fuerzas del orden.

La neoprogresía dice que la derecha ve fantasmas porque habla de la rotura de España. Pues no señor, no es ningún fantasma, España ya está rota.

2 comentarios:

El Cerrajero dijo...

Si viviera Rodríguez de la Fuente le encargaría que hiciera un estudio del comportamiento pollino de los nazis vascos y su tendencia a cocear.

Es una afición que lo mismo practican indoor --como en los juicios-- que outdoor, como en el suceso que citas.

Los del árbol y las nueces ahora también quieren nabos y huevos.

Recaredo dijo...

Esta afición de los nacionalistas de pegar patadas en los cojones a todo aquel que les lleva la contraria es una costumbre de primates que creo que no emplearán muy habitualmente. Imaginaos que fueseis vecinos de un nacionalista vasco -tal vez alguno de los que lean esto tengan esa desgracia- y teneis un problema en el seno de la comunidad. En una reunión discutís y termina pegandoos una patada en los cojones porque es lo normal en el fragor de una discusión -sea política o vecinal-. Para más inri, la presidenta de la comunidad de vecinos dice que la culpa es vuestra porque le habeis provocado a vuestro vecino por llevarle la contraria y exigir que cumpla la ley de propiedad horizontal. Con posterioridad a esa agresión, la propia presidenta de la comunidad de vecinos también os denuncia porque dice que hay una norma de la comunidad de vecinos, que contradice a la ley de propiedad horizontal, por la que discutir con otro vecino al que se reclama el cumplimiento de esa misma ley es una infracción contra la comunidad. Sería absurdo y surrealista, ¿verdad? Pues es lo que está ocurriendo en el País Vasco.