26 feb 2009

Patéticos, absolutamente patéticos

Si queréis sentir auténticas nauseas, si queréis ver cómo algunos periodistas, que últimamente parecen acabados, hacen periodismo basura, contemplad este vídeo y hacedlo con una bolsita a mano para recoger el vómito. Dura menos de 2 minutos y medio, y menos mal porque si fuese más largo no habría estómago capaz de aguantarlo.

Os presento a Gabilondo, el que antaño fuese referente de periodistas y estrella indiscutible de la radio pero que ahora agoniza en una televisión sin espectadores, y a María Antonia Iglesias, que jamás ha sabido hacer otra cosa que insultar, no dejar hablar y dejar su profesión a la altura del betún. Se juntan para decir que María San Gil es todo fachada y que es absolutamente narcisista. Eso lo dicen de alguien a quien hubo que suplicar que entrase en la política y que se fue en cuanto la decencia desapreció definitivamente de su partido. ¿Cuál es el narcisismo de alguien que se retira de las pantallas de televisión y de la primera plana de los diarios por mantener sus principios?

Narcisismo es el de dos periodistas que, estando profesionalmente muertos, se empeñan en aparecer en televisiones de tercera fila, en mantenerse donde ya a nadie le interesan, uno en telediarios que no ve nadie y la otra en tertulias de programas bazofia. Pero lo importante es salir en la tele, que su careto aparezca en la pantalla. Eso sí es narcisismo puro y duro. O quizá sea patetismo puro y duro.

Mirad, mirad:

2 comentarios:

Orisson dijo...

Lo que más mola del vídeo es lo último que dice la locutora: "LA cuesta creer...".

Con este tipo de "profesionales" sí que se puede uno dedicar a insultar, porque seguro que te creen.

Pero la Albondiguilla Iglesias y el capo Gabilondo están más acabados que la Mirinda, por mucho que se pongan a escandalizar al respetable.

Un saludo

eligelavida dijo...

Hoy los llamados profesionales de la comunicación no sólo informan, también opinan. Y se convierten en representantes de partidos políticos que ya no necesitan que uno de los suyos de la cara como portavoz. Para eso ya tienen a este o aquel periodista que nos transmite el mensaje tal y como ellos quieren que nos llegue.