Como se puede ver por esta entrada, es evidente que pienso que en el PP se están perdiendo muchos principios y se está tomando una deriva muy poco atractiva para los católicos. Pero creo que, hoy por hoy, es la única alternativa real, pero los cristianos debemos esforzarnos por corregir su rumbo, por hacer que regrese a la senda que nunca debió abandonar.
Como dice el arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, en la famosa carta que se malinterpretó intencionadamente acusándole falsamente de pedir el voto para ciertos partidos (cuando no pide el voto para nadie y advierte de que valoremos lo que votamos, que no es oro todo lo que reluce), la Iglesia nos pide a los católicos que actuemos desde los partidos y las instituciones existentes, incluso siendo laicas, buscando el respeto de la moral cristiana dentro de ellos y luchando por que la sociedad avance por un camino de moralidad.
- La Iglesia no exige, ni recomienda, la constitución de partidos confesionales (partidos sólo de católicos, sólo para católicos, con política pretendidamente católica, incluso en las cuestiones contingentes y opinables).
- Es legítimo a los católicos participar en partidos no confesionales, colaborando con no católicos, siempre que se reconozca la validez de la ley moral natural como norma moral para el tratamiento de todos los temas políticos.
- Los partidos laicos, para que los católicos puedan participar en ellos, deben también reconocer y respetar la libertad de conciencia de los católicos para manifestar sus puntos de vista confesionales como fundados en la recta razón, y se admita la objeción de conciencia en todos aquellos temas que les parezcan contrarios a la moral natural o a la moral católica, tanto en las decisiones partidistas, como en las votaciones de los diputados y las decisiones de gobierno.
- Los católicos no deben intervenir en aquellos partidos que expresamente nieguen la existencia de una ley moral objetiva que se debe respetar en la vida política o se manifiesten contrarios a la libertad religiosa de los ciudadanos en general, de los católicos, o de la Iglesia católica sin el reconocimiento de la objeción de conciencia y de la libertad religiosa de sus propios militantes y representantes.
[…]es necesario que los católicos no queramos someter a la Iglesia entera a nuestras propias ideas o preferencias políticas, que admitamos con cierta tranquilidad la dispersión política o las legítimas diferencias políticas de los católicos, que aprendamos a mantener la unidad eclesial por encima de las diferencias políticas legítimas que se pueden dar y de hecho se dan entre los católicos, que concedamos primacía a nuestra identidad y plena comunión católica antes y por encima de las exigencias y posiciones de los diferentes partidos.
[Negritas mías]
Esta en mi manera de verlo, lo cual no quiere decir que sea la única, ni la más aconsejable, es sólo la que a mí me parece mejor y la que yo sigo.
7 comentarios:
'Lo que hay es que trabajar desde los partidos existentes para que recuperen un discurso y una acción política donde la moral cristiana tenga cabida.'
Totalmente de acuerdo y una cosa más: la propia Iglesia debe hacer una importante reflexión y regeneración interna, porque sigo sin comprender como es posible que haya ciertos personajes como los euskocuras o los monjes cataplinos que ponen un trozo de tierra muy por encima del mismo Jesucristo.
Cerrajero, es cierto que dentro de la Iglesia hay muchas cosas que arreglar. Pero es que, tal y como están las cosas, es muy difícil entrar en las diversas órdenes religiosas a poner orden y a veces también dentro de algunas parroquias e incluso de algunas diócesis.
A mí, más que la relación de estos religiosos con la política me preocupa la interpretación de la doctrina que transmiten, especialmente los que dirigen centros de enseñanza, porque yo he oído a algunos decir verdaderas barbaridades. Pero hay que reconocer que este tipo de religiosos son una ínfima minoría en relación a los que desarrollan su labor de forma impecable. Como siempre, no podemos calificar a un colectivo grande por el comportamiento de unos pocos, esa es la práctica habitual de la neoprogresía laicista.
Este tema ya lo abordó en alguna ocasión Juan Pablo II, y ahora Benedicto XVI lo tiene dentro de su agenda. Pero las órdenes religiosas están demasiado cerradas y a veces es muy difícil entrar a poner orden incluso para el propio Papa. Además de que no interesa que esto se haga de manera ruidosa, sino despacio y en silencio para evitar que la neoprogresía mundial monte sus habituales circos mediáticos exhibiendo una imagen de Iglesia intolerante y retrógrada que, a pesar de ser una falsedad asquerosamente repugnante, es una idea que se extiende deprisa incluso entre católicos de bajo nivel de formación. Hay que tratarlo con mucho cuidado.
O la Iglesia,a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe,pone pie en pared y firmes a las Iglesias que coquetean con la renacida Teología de la Liberación,o nos vemos abocados a nuevos movimientos telúricos.
Coincido con el cerrajero,que se ha sido extraordinariamente tolerantes con individuos como Setién y resto de la caterva que bajo una sotana,esconden auténticos terroristas.
A mi modesto juicio,la Iglesia,a través del Nuncio,debe informar a la Santa Sede de los compartamientos de estos especímenes,para que sean llamados al orden de manera fulminante.
No sé, en este tema empiezo a pensar que a veces el remedio es peor que la enfermedad. Fijaos en el caso de mi admirado Rouco: intenta poner orden en la parroquia progre de Entrevías (que es cualquier cosa menos católica), y los rojillos la convierten en un bastión mediático. No me extraña que haya Obispos que, antes de verse en una así, prefieran dejar las cosas como están, aunque estén muy mal. El problema es que así nos va a los católicos...
Es lo que dice Elentir, fijaos en Rouco.
Los cambios hay que hacerlos, y de eso son conscientes muchos de los miembros de la jerarquía eclesial, empezando por el Papa que fue el que llevó los mandos de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante mucho tiempo y que fue la punta de lanza en la lucha contra las adaptaciones de la religión al marxismo. Pero es algo que hay que hacer poquito a poco y con discreción para evitar circos mediáticos y espectáculos grotescos muy propios de la neoprogresía fascisto-laicista.
Paciencia, que todo se andará.
toda la razón!
recomiendo a todos los lectores, leer (ya que son lectores no les será difícil) lo que dice el Vaticano II al respecto.
O podrías tú mismo (en algún rato libre, je je, perdón, es broma, lo que quiero decir es "sacando tiempo que no tienes") resumirlo?
O citarlo? o enlazarlo?
yo no llego, por lo de la Cumbre de los 8...
Un abrazo fuerte!
Lo dejaré como tarea pendiente porque no tengo mucho tiempo. Además el sábado hace la Primera Comunión mi hijo y viene mi familia, así que estaré medio perdido.
Cuando tenga tiempo intentaré buscar algo de esto.
Un abrazo.
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