25 may 2007

Hacer Apostolado.

(Nota inicial: antes de nada os pido perdón por la longitud de esta entrada. He intentado poner en la plantilla el artilugio correspondiente para que salga sólo el principio y el resto en “Leer más…”, pero hace que la navegación sea más pesada porque siempre que se entra en un link, al retroceder regresa a la cabecera de la página en lugar de regresar al lugar en el que estábamos, así que lo he quitado. Si consigo solucionarlo lo pondré de nuevo).

Este domingo será día de votaciones en España y coincide con la celebración de Pentecostés. Por ello, y al leer este documento de la Conferencia Episcopal (en PDF), he decidido escribir una entrada sobre el Apostolado Seglar y la obligación moral que los cristianos tenemos de propagar la palabra de Dios y vivir una vida cristiana con los compromisos que eso supone.

Hoy día no tenemos que ponernos una túnica y unas alpargatas, dejarnos barba y el pelo largo, ni tomar un bastón e ir a recorrer los caminos predicando La Palabra. Con eso sólo conseguiríamos que nos tomasen por locos y que relacionasen la locura con la doctrina cristiana. Flaco favor le íbamos a hacer al Señor.

La mayoría de nosotros tenemos unos hijos que mantener, un trabajo que atender y una serie de responsabilidades que, como cristianos, no podemos abandonar. Por otro lado, vivimos en una sociedad globalizada e invadida por la tecnología, además de estar constituida sobre una organización política y social. Evidentemente estoy refiriéndome a la sociedad occidental y, más concretamente, a España, aunque todo esto es exptrapolable a cualquier país europeo, que es donde nos movemos la mayoría de los lectores de este blog (aunque recibo algunas visitas de otros continentes y para muchos de esos visitantes también puede servir, al menos en parte).

En estos momentos estamos viviendo una oleada de laicismo radical y agresivo que está atacando las raíces judeocristianas de la cultura occidental. Por ello es imperativo que los cristianos (y todos aquellos que consideren que los valores morales cristianos son los que deben regir nuestra sociedad, aún siendo cristianos practicantes) realicemos una importante labor de Apostolado Seglar.

En concreto, la situación sociopolítica de España en estos momentos está haciendo que se tambaleen los pilares morales de nuestra sociedad y lo vemos con claridad en el aumento brutal de la violencia llamada de género, o de la violencia en las aulas. También vemos que la filosofía del “bebe hasta caer al suelo” está anidando en nuestros jóvenes de manera alarmante. Necesitamos una reacción rápida de transmisión de valores, algo así como una “nueva evangelización”.

En el documento enlazado al principio, podemos leer que en el Concilio Vaticano II se insta a los laicos a “hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos. Así, todo laico, en virtud de los dones que le han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo instrumento de la misión de la misma Iglesia en la medida del don de Cristo” (LG 33)

Pues bien, estoy convencido de que en este lugar y en este momento, es decir, en la sociedad occidental de hoy, sólo los laicos podemos realizar una labor de apostolado eficaz, dada la reacción de rechazo, a veces incluso violento, que en nuestra sociedad se produce ante los ministros de la iglesia.

El problema que se nos plantea es cómo hacerlo. Esa es la pregunta del millón y se nos antoja terriblemente difícil. Pues no vamos a engañarnos, sí que es realmente complicado. ¿Cómo voy a hablar de protección de la vida y de la procreación en una sociedad en la que el egoísmo predomina y se ve como un valor positivo? ¿Cómo voy a predicar lo bueno de la castidad fuera del matrimonio en una sociedad en la que el bombardeo publicitario y la información institucional van radicalmente en contra de tal virtud? ¿Cómo puedo predicar el amor a Dios y el desprendimiento de lo material en una sociedad en la que el culto al cuerpo y la posesión de riquezas es lo que da prestigio y lo que está más valorado?

No hay una fórmula magistral para ser evangelizador, para ser apóstol. Para empezar debemos apoyarnos en algo que nos de la fuerza necesaria para llevar a cabo una labor que será larga, dura y con pocos resultados, al menos al principio. Y me refiero, básicamente, a aquello que no da Gracia Divina para este duro trabajo, y que son la eucaristía y la oración.

La ayuda directa del Señor es fundamental. Pero el apoyo de un ministro de la Iglesia, aunque no sea imprescindible, también ayuda enormemente.

A partir de ahí, los católicos actuales debemos empezar por lo más simple, pero a la vez lo más eficaz, que es predicar con el ejemplo. Vivir cristianamente es la manera idónea de predicar. No acomplejarnos de nuestra condición de cristianos y estar dispuestos a demostrarlo con nuestras obras es lo mejor. La imagen de una persona que es feliz porque ama a Dios y es correspondido con creces, porque Dios es amor, es mejor que un millón de palabras. Esto, por supuesto, empezando por nuestra propia casa, por nuestra propia familia, que es lo que se llama Iglesia Doméstica. Una vez logrado dentro de casa, fuera es más fácil.

Y a continuación se nos pide un trabajo de evangelización con nuestra actividad pública. Esto es, con nuestra actividad laboral, con nuestro compromiso social y con nuestro compromiso político. En el documento que enlazo se nos dice que la situación política actual de corrupción, de ineficacia y de intereses partidistas está llevando a una apatía generalizada en lo político, a un “yo paso de política”. Eso es algo que los cristianos no podemos permitirnos. Debemos ser conscientes de la importancia de la política en nuestra sociedad y de que el poder que ostentan los políticos puede ser utilizado para muchas cosas, unas muy buenas y otras horribles.

El compromiso cristiano con la sociedad se puede llevar a cabo con la participación en organizaciones que se dediquen a una labor social, con la colaboración económica o como buenamente cada uno pueda. Pero el compromiso político es, además, una forma de compromiso social y la Iglesia llama a los cristianos a participar en las instituciones, en los partidos políticos, en plataformas ciudadanas, en cualquier tipo de agrupaciones de carácter político que nos permitan luchar por una sociedad diferente y más justa, más cristiana, con valores.

Nuestro trabajo profesional, nuestro trabajo social y político, nuestro comportamiento, son nuestras formas de evangelizar, y la Gracia del Señor y la oración son nuestras armas.

8 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Tienen mucho trabajo por delante. Intentaré ayudar en lo posible desde mi papel de ángel caído.

Interruptor dijo...

Luis, los ángeles son espíritus puros y seguro que tú vas al baño y huele mal igual que yo. Así que no te hagas ahora el angelito :P , y si te has caído levántate que siempre estás a tiempo :o)

En nombre de todos los cristianos, gracias por poner tu granito de arena, sea desde el papel que sea.

Anónimo dijo...

Sí, hay una fórmula magistral evangelizante: “Ora et labora”. Verás cómo cunde rápidamente el ejemplo. De todas formas no estaría de más que los sacerdotes volviesen de nuevo a vestir los hábitos y recuperasen también los hábitos perdidos.

Natalia Pastor dijo...

Suscribo lo escrito por Javier. Se hace imposible entender la postura de ciertos ministros eclesiásticos en Navarra, Vascongadas o Cataluña. Y más aún que no sean apercibidos.
Yo, haré lo que pueda, por supuesto desde mi pequeñez.

El Cerrajero dijo...

Espero que el 'calvario' que estamos pasando con las huestes de Rodríguez el Traidor, sirva para algo y, finalmente, haya 'salvación'.

Interruptor dijo...

Javier, justo eso es lo que digo, ora et labora, pero no es una fórmula magistral, hay corazones demasiado duros para que eso consiga llegarles a dentro.

Lo de los sacerdotes, y esto también se lo digo a Natalia, no os voy a decir que no sea cierto, además recordemos que precisamente el nacionalismo catalán y el vasco nacieron en ambientes relacionados con los seminarios. Pero no es tan fácil. Cierto es que los obispados podían hacer más esfuerzos pero recordemos que el sacramento del Orden Sacerdotal imprime carácter, esto es, aunque un sacerdote “cuelgue” los hábitos y se secularice, no deja de ser sacerdote. Pero no podemos hablar de lo general partiendo de casos aislados, es como tratar a toda la curia de pedófilos por unos cuantos casos en EEUU. Insisto en que es cierto que se podría presionar algo más desde los obispados de esas diócesis.

Cerrajero, con el rumbo que han tomado las cosas, como Zetapé sea reelegido, me temo que ni bajando de nuevo el redentor podremos salvarnos :o(

El Último dijo...

Estoy de acuerdo contigo que sin la gracia (procedente fundamentalmente de los sacramentos) nada hay que hacer

Pero creo que hay muchas labores evangelizadoras pero no hay que olvidar la de toda la vida. La genuina. Es la única que ha dado fruto.

Si tienes tiempo te aconsejo esta entrada de mi blog:
http://blog-elultimo.blogspot.com/2007/04/evangelizar-china.html

Y por cierto no se olvide el martirio. Cuánto deben muchas de las realidades eclesiales actuales a la sangre del 36-39.

Saludos.

Interruptor dijo...

El Último, muy buena y muy recomendable tu entrada sobre China.

Estoy de acuerdo en que es una asignatura pendiente para los católicos que vivimos en países donde hay más libertad y más capacidad de actuación, y también, quizás por esa libertad, mayor modorra y pereza para hacer nuestra labor de apostolado.

Pero ceo que para evangelizar a los que están lejos, urge evangelizar a los que están cerca. Al igual que la labor de la Iglesia se diversifica atendiendo a las misiones en muchos países, desde Zimbabwe hasta Perú pasando por muchos otros, al vez que atiende a los pobres de las parroquias de lo países europeos como lo hace Cáritas Diocesana.

Hay que trabajar aquí y allá. Y como no todos tenemos vocación de misioneros, pues es bueno que cumplamos nuestra obligación apostólica con los que tenemos al lado.

Un abrazo.