5 nov 2012

Hasta las narices de que me interpreten

Desde las elecciones autonómicas, y en parte por la proximidad de las elecciones catalanas, no paro de oír interpretaciones de los resultados de las gallegas. Vuelvo a decir que estoy harto de que madrileños, catalanes o turolenses se dediquen a interpretar el voto gallego sin tener ni pajolera idea de lo que aquí se habla y se piensa. Que si la política lingüística tiene o no que ver con la victoria de Feijoo, que si los nacionalistas votan o no votan al PP o al PSOE…

Voy a explicar un par de cosas para que los no gallegos tengan un poquito más de conocimiento antes de opinar y digan menos chorradas.

Vamos por partes. Como ya he dicho en otras ocasiones, por ejemplo en el último post, los gallegos somos muchas cosas pero hay una que nlo somos: nacionalistas. Por supuesto hablo de la mayoría, que nacionalistas haberlos haylos, por desgracia. Ya hemos tenido la experiencia de un gobierno en el que los nacionalistas adquirieron poder gracias a la necesidad que de su apoyo tenían los socialistas para llegar al gobierno autonómico. Pero vendieron su apoyo muy, pero que my caro. Obtuvieron una cuota de poder tremendamente superior a lo que las urnas les habían dado (alrededor de un 15% de votos). La experiencia fue devastadora y traumática.

Por otra parte, cualquier gallego sabe que Feijoo llegó a la Xunta por primera vez, además de por el miedo a que repitiera el nacionalismo como socio de gobierno, gracias al empuje que le dio su promesa de que los padres podrían elegir el idioma vehicular en la educación de sus hijos. Promesa que, como todos sabemos, no cumplió. Se le votó porque, a falta de antecedentes claros, había que darle una oportunidad de cumplir sus promesas. Ahora ya sabemos en qué quedan las promesas de este señor. Claro que no se podía esperar mucho de alguien que se ha llegado a autodefinir como nacionalista y ha participado en homenajes a los padres del nacionalismo gallego.

Al poco de llegar a la presidencia de la Xunta, se sacó de la manga la mayor estupidez que podría haber sacado. Una ley que pretendía contentar a todos, una ley que parecía que quería proteger a los hispanoparlantes pero que no lo hacía, a la vez que parecía proteger a los gallegoparlantes pero que tampoco lo hacía. El resultado fue un pastiche que, lejos de contentar a todos, nos cabreó a todos. Esta basura del mitad-y-mitad no vale para nada. Ni los gallegohablantes pueden escolarizar a sus hijos en gallego ni los castellanohablantes a los suyos en español.

Por mucho que le parezca raro a los que no viven aquí, sólo hay que hablar con la gente del trabajo, del bar, los amigos, etc. para darse cuenta de que el 17% de votos que ha perdido el PPdeG son, en gran parte, por ese motivo.

¿Y el PSdeG? Pues lo mismo. Su anterior gobierno con los nacionalistas nos enseñó el daño que son capaces de hacer cuando se juntan, y la campaña electoral consistió en explicarnos lo bien que se llevan y que, si el PP no lograba la mayoría absoluta, se unirían para gobernar. El resultado: descalabro electoral en forma de abstención de una enorme parte de sus votantes.

Pero que nadie, repito nadie, se empeñe en ver los resultados en Galicia en clave nacional, porque aquí ha habido unas autonómicas, y los gallegos sabemos distinguir muy bien lo que implican unas u otras votaciones.

Otro asunto un poco más complejo es distinguir y comprender el comportamiento del nacionalismo de derechas y de izquierdas en Galicia. Asunto que intentaré tratar en la próxima entrada.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días Interruptor.¡Qué bueno que desde dentro nos lo aclaras!.Oímos tantas bobadas extrapoladas al ámbito nacional que nos pasman. Gracias.Un abrazo.