La Asociación Madrileña de la Empresa Familiar (AMEF) ha emitido un nuevo informe sobre la asignatura de EpC, en el cual se constata que continúa siendo adoctrinamiento puro y duro, que ensalza el papel del estado, en una concepción absolutamente marxista del estado y la sociedad, y que continúa criminalizando al empresario.
Ya en la presentación dice cosas como estas:
Después contiene una sucesión de citas de libros de texto que no sé si dan dolor de cabeza o ponen los pelos de punta, o ambas cosas.
Cuando leo cosas así, me pregunto si se dan cuenta de que, si los niños asumen estas consignas, ninguno de ellos querrá ser empresario, y un país sin empresarios es inconcebible, no puede existir economía ni trabajo. Pero claro, pensar esto, aunque sea de Perogrullo, supone tener alguna neurona funcional.
Ya en la presentación dice cosas como estas:
…la descalificación del empresario, a quien se presenta con machacona insistencia como una especie de sanguijuela social que vive de la sangre ajena.
De que la actitud y el mal sigue siendo el mismo, he aquí una pequeña prueba: “D. Ramón era el dueño de una de las más importantes fábricas de papel del país. Debido a su avaricia por ganar dinero, no le importó que su fábrica contaminara el río sobre el que se asentaba, lo que provocó un vertido en el agua que llevó a la muerte a muchos peces y a la intoxicación de otros animales debido al consumo de agua y pescado contaminados. Quedaron afectadas gravemente las riberas, la fauna doméstica y salvaje, e incluso la atmósfera, por evaporación” (Editorial Oxford Educación). Es casi imposible escribir un texto más maniqueo y, ya que el texto utiliza esa metáfora, más “contaminante”. Contaminante de las mentes y los corazones de unos niños que leen esos funestos clichés y los aceptan como si fueran la ley de la gravedad de Newton.
Después contiene una sucesión de citas de libros de texto que no sé si dan dolor de cabeza o ponen los pelos de punta, o ambas cosas.
Cuando leo cosas así, me pregunto si se dan cuenta de que, si los niños asumen estas consignas, ninguno de ellos querrá ser empresario, y un país sin empresarios es inconcebible, no puede existir economía ni trabajo. Pero claro, pensar esto, aunque sea de Perogrullo, supone tener alguna neurona funcional.